Opinión: Carolina Vaggiano, la gran perdedora

  • Apenas dejó la gubernatura Fayad Meneses, Carolina Vaggiano Austria se apoderó de la estructura burocrática del PRI Hidalgo

Por Alberto Witvrun

Hidalgo 6 de junio.- Envuelta en la soberbia tras la operación en 2022 para ser postulada candidata al gobierno de Hidalgo por el Partido Acción Nacional (PAN) e infringir una derrota al gobernador Omar Fayad Meneses para perder estrepitosamente con Julio Menchaca Salazar; repartió culpas y desde el Comité Ejecutivo Nacional del Partido Revolucionario Institucional (PRI) apoyada por Alejandro Moreno Cárdenas calificaron de traidores a quienes no se les sometieron.

Apenas dejó la gubernatura Fayad Meneses, Carolina Vaggiano Austria se apoderó de la estructura burocrática del PRI Hidalgo e impuso a su mayordomo político violentando estatutos y cuando el Grupo Plural Independiente (GPI) identificado con Fayad Meneses anunció su salida, la minimizó y persiguió a quienes permanecieron, pero no estaban identificados con ella, los Rojo García, los Osorio Chong y sobre todo los Fayad Meneses.

Por más de dos años su narrativa era que lo bueno del PRI se había quedado y en este proceso pronostico que alcanzarían más de 350 mil votos, pero las urnas la contradijeron, bajo su jefatura pasaron de 32 a tres ayuntamientos y el único ganado en solitario, El Arenal, candidato y presidente municipal no eran bien vistos, tenían 8 diputados locales, ahora tal vez alcancen dos.

El PRI perdió con relación a 2022 cien mil votos, aun cuando tenían candidata presidencial hidalguense, mientras los otros siete partidos, aumentaron su votación significativamente y por si no fuera suficiente perdió en Tepehuacán de Guerrero, del que es originaria y gobierna su hermano por más de mil votos y en el distrito federal de Sierra y Huasteca, cayeron al tercer lugar ante el Partido del Trabajo (PT) y su candidato el Compa Nato.

Las cifras son frías, revelan que no le funcionó colocar en puestos estratégicos a sus leales, tampoco menospreciar a quienes permanecieron en el partido y repartir candidaturas y en particular las de representación proporcional entre quienes forman parte de su servidumbre política, tampoco quedarse con la doble candidatura al Senado, así que en el pecado lleva la penitencia al convertirse en la gran perdedora.