Clara Brugada y la Primera Presidenta advierten que nada impedirá la lucha frontal contra el crimen organizado * Surgen muchas hipótesis, pero hasta el momento nada concluyente * La nueva estrategia del secretario Omar García Harfuch ha provocado que se alborote el avispero * La 4T está en una encrucijada: Por un lado Trump y por el otro la delincuencia organizada
POR: ALFREDO IBÁÑEZ
Ciudad de México.- El asesinato de Ximena Guzmán, secretaria particular de la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Clara Brugada, y de su asesor José Muñoz, por donde quiera que se le vea es un mensaje y una respuesta, lo mismo para el gobierno capitalino que para la administración federal que encabeza la Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo.
La mañana del pasado martes, mientras la titular del Ejecutivo federal daba su tradicional Mañanera del Pueblo, rodeada de lo más notable de su gabinete, un solitario sicario, pero apoyado por una red de cómplices, segó a balazos la vida de los dos cercanos colaboradores de quien lleva las riendas en la Ciudad de México.
El crimen se registró sobre la Calzada de Tlalpan y calle Napoleón, colonia Moderna, en la alcaldía Benito Juárez, pero su efecto impactó directamente en Palacio Nacional.
Omar García Harfuch, secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, fue el encargado de darle la noticia a Sheinbaum Pardo, quien mostró preocupación.
Reinó el nerviosismo y la incertidumbre entre los miembros del gabinete, y no es para menos, debido a que se cometió un asesinato contra dos personas muy cercanas al poder y a la jefa de Gobierno de la Ciudad de México.
De acuerdo con el video de los lamentables hechos, el asesino actuó de manera profesional, tenía bien estudiado los movimientos de sus víctimas, así como su ruta de escape.
A la secretaria particular Ximena Guzmán le asestó 8 certeros balazos, y cuatro al asesor José Muñoz.
La frialdad y efectividad con la que actuó puso en evidencia que se trata de un trabajo propio de quien tiene un alto nivel de especialización.
Mientras las instancias responsables de esclarecer el crimen dan palos de ciego, las hipótesis surgen al por mayor.
Una de ellas podría ser que se tratara de un crimen pasional, aunque por la forma en cómo se dio la doble ejecución puede advertir que es un mensaje directo a los gobiernos capitalino y federal.
Pero también una respuesta para ambas instancias, derivada de la nueva política de seguridad pública que encabeza el superpolicía Omar García Harfuch, que consiste en combatir al crimen organizado, cuando el gobierno anterior lo solapó y protegió bajo su consigna de ‘abrazos no balazos’.
La serie de operativos en contra de los diversos cárteles del narcotráfico, de acuerdo con García Harfuch, trajo como resultado la detención de 21 mil 411 personas por delitos de alto impacto, entre ellos importantes personajes del mundo del hampa.
Además, decenas de presuntos criminales terminaron abatidos en los enfrentamientos que han sostenido con las fuerzas federales, sin olvidar el golpe económico que ha representado la destrucción de al menos 915 laboratorios clandestinos, en los que se procesa fentanilo y otras drogas más.
En suma, han pateado el avispero, de ahí la larga lista de políticos asesinados, que en los primeros tres meses del presente año suman más de 50, principalmente de nivel municipal, en los que figuran alcaldes, síndicos, regidores, así como candidatos a cargos de elección popular.
Si bien el gobierno federal no actúa por iniciativa propia, sino presionado por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien abiertamente ha sostenido su intención de abatir a las organizaciones de narcotraficantes más importantes que operan en México, las autoridades mexicanas han cambiado su estrategia de seguridad, libran batallas con el crimen organizado, el cual una y otra vez advierte que no está dispuesto a rendirse.
La respuesta de los grupos criminales es violenta y manifiesta. En diversos estados del país, los asesinatos de políticos es la constante.
La Ciudad de México había sido la excepción, pero ya no, se rompió esa paz de la que por años gozaban los capitalinos, pues el crimen organizado cimbró las entrañas del poder local y federal.
Con la doble ejecución, los responsables expusieron la facilidad con la que operan, lo hicieron a plena luz del día, en una zona altamente transitada con la intención de que todos conocieran su poder de forma pública.
Un crimen con mensaje al gobierno de Clara Brugada y de la Primera Presidenta Claudia Sheinbaum.
Lo que hace falta saber es quién o quiénes están detrás. Evidentemente alguien poderoso que tiene información privilegiada, poder económico, planeó perfectamente la ruta de escape y mostró la vulnerabilidad de los funcionarios capitalinos.
En esta nueva estrategia de seguridad pública del gobierno federal, el presidente Trump juega un papel central, ha ejercido presión al gobierno de México, para que no sólo se combata a los narcotraficantes, sino que entregue a políticos ligados al narcotráfico.
Recientemente se dio a conocer la cancelación de la visa a dos políticos: La gobernadora de Baja California por Morena, Marina del Pilar, y su esposo, el exdiputado local y federal por el PAN, Carlos Alberto Torres Torres.
El tema no termina ahí, el bien informado periodista Tim Golden sostuvo que el gobierno de Estados Unidos trabaja una lista en la que están decenas de políticos mexicanos ligados al narcotráfico, a quienes en breve podrían aplicarles medidas restrictivas, como el retiro de la visa.
Esta lista incluye a diversos gobernadores, líderes de Morena y políticos cercanos al expresidente Andrés Manuel López Obrador.
Como puede advertirse, el gobierno estadounidense quiere la cabeza de políticos y narcotraficantes, sin embargo, la administración de Sheinbaum se ha centrado en los segundos.
Protege a políticos presuntos delincuentes y combate a las organizaciones criminales contrarias a sus intereses, sin embargo, éstas han demostrado su poder de respuesta como es el caso del doble asesinato en la Ciudad de México.
Ante la presión externa y de los criminales, la administración de la 4T está en una encrucijada.
En el corto tiempo al gobierno federal no le quedará otra alternativa que entregar a políticos vinculados con el narcotráfico, posiblemente eso baje la presión y la sed de sangre de los grupos criminales al ver que la cosa va en serio.
Nota retomada de la Revista IMPACTO / Fotos: Internet