Una investigación interinstitucional establece mayor frecuencia en la mutación del gen AKT1-E17K
Uno de cada 100 hombres también padece esta enfermedad
La nueva línea de investigación es saber si el tejido mamario de las mujeres de México envejece más rápido que el de otras poblaciones: Sandra Lorena Romero Córdoba, del IIBm y titular del trabajo
Ciudad de México, 16 de mayo de 2021.- Descubren que una mutación genética propicia la proliferación celular y con ello el crecimiento de tumores de cáncer de mama. En pacientes evaluadas, el ocho por ciento de mujeres de Hispanoamérica presentó el gen denominado AKT1-E17K.
Expertos de la UNAM y el Instituto Nacional de Medicina Genómica encabezaron un estudio que podría ser clave en el tratamiento médico de quienes padecen esta enfermedad, explicó Sandra Lorena Romero Córdoba, investigadora del Instituto de Investigaciones Biomédicas (IIBm) de la UNAM, y titular de la investigación.
Refirió que se analizó la información genómica de más de 200 pacientes, tratadas en la Fundación de Cáncer de Mama (FUCAM) que enfrentan este problema de salud en nuestro país y fue comparada con el de pacientes afroamericanas, caucásicas (EU y Europa) y asiáticas (usando bases de datos públicas).
El cáncer de mama es la principal causa de tumores en mujeres; expertos estiman que el número de casos podría incrementarse en los próximos años. De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en México, durante 2017, de cada 100 ingresos hospitalarios por cáncer, 24 fueron en mama.
Además, esta institución reporta que 37 de cada cien mujeres padecen cáncer de mama, mientras que en el caso de los hombres son solo uno de cada cien. Adicionalmente, en el mundo es la neoplasia (formación anormal de tejido ya sea maligno o benigno) más común y representa un problema de salud cada vez más urgente; se espera que 19.7 millones de casos se presentarán en los próximos diez años.
“Encontramos una mutación en un gen que se llama AKT1-E17K, que participa en la proliferación celular; es decir, que se mantenga creciendo el tumor. En las pacientes que evaluamos está en un ocho por ciento, mientras que en otras poblaciones no pasaba del cuatro por ciento”, detalló.
Es importante, agregó Romero Córdoba, porque actualmente se realizan pruebas clínicas con moléculas capaces de inhibir a AKT, lo cual significa que podría estar próxima una nueva opción terapéutica para estas pacientes.
Adicionalmente existen diferentes patrones, desde el punto de vista molecular, que podrían explicar cómo se genera un cáncer, similar a lo que ocurre cuando alguien fuma y desarrolla cáncer pulmonar, abundó la universitaria.
Diariamente en nuestras células ocurren errores o cambios en la secuencia del ADN, que requieren ser reparados y aunque hay “policías” que los corrigen, se presentan ocasiones en las cuales por alguna razón no hacen su trabajo y dejan acumular estos errores (mutaciones), dando lugar al cáncer, argumentó la especialista.
Existen patrones de mutaciones a lo largo del ADN donde se generan estos errores, en lo que se conoce como firma mutacional. Ejemplo de ellos son la firma asociada a la falla en la reparación o rotura de las dos cadenas de ADN que ha sido documentada con mayor frecuencia en la población afroamericana.
Los expertos también identificaron la firma APOVEC, este sistema molecular es parte de una defensa viral que, al alterarse, da pie a mutaciones puntuales; y finalmente, una firma asociada a la edad, es decir, se espera que a mayor edad de la paciente, mayor la cantidad de este patrón de mutaciones.
“Estas firmas ya sabíamos que estaban en cáncer de mama; sin embargo, vemos que la firma asociada a la edad, también llamada de reloj, está altamente presente en nuestra población, lo cual no tenía mucho sentido, pues estudios anteriores suelen reportar que las hispanas son más jóvenes que las caucásicas”, precisó la experta del Departamento de Medicina Genómica y Toxicología Ambiental, del IIBm.
La investigadora recordó que en México el cáncer de mama se diagnostica, en promedio, a los 52 años mientras que en caucásicas a los 62 años; además, en el estudio también reportaron mayor porcentaje de mujeres menores de 45 años en comparación con las pacientes caucásicas, por lo que ahora una nueva línea de investigación es determinar si el tejido mamario de las mexicanas envejece de forma acelerada con respecto al de otras poblaciones.
Aún sin cáncer, se sabe que el tejido mamario es uno de los que más envejece; es decir, “no hay una correlación directa entre lo que dice el acta de nacimiento y la edad molecular de este tejido”, comentó Romero Córdoba.
“Esto es importante porque no solo se trata de definir por qué ocurre el cáncer en mujeres cada vez más jóvenes, sino cómo prevenirlo, por ejemplo, a través de cambios en el estilo de vida, dieta, suplementos alimenticios, lo que ayudaría a reducir la carga en el tratamiento de esta enfermedad”, reflexionó.
Un último hallazgo de los expertos mexicanos es la identificación de células de acompañamiento del tumor, unas de ellas son las poblaciones celulares del sistema inmune, que de forma general se encuentran altamente presentes en un subgrupo llamado triple negativo, pero los autores también observaron mayor actividad inmune en un subgrupo llamado luminal A, en los tumores provenientes de mujeres mexicanas, esto es relevante pues abre una puerta para buscar nuevas formas de tratamiento.
Alfredo Hidalgo Miranda, investigador del Instituto de Medicina Genómica, y coautor del trabajo, destacó que desde hace una década en nuestro país se trabaja en el análisis del código genético de las poblaciones originarias y se ha conformado un banco de datos de pacientes con cáncer.
En este caso, las participantes son mujeres atendidas en el FUCAM, en la Ciudad de México, quienes no tenían predisposición hereditaria a desarrollar la enfermedad, sino que se presentó de forma esporádica, y con herramientas moleculares se determinó su ancestría a través de la contribución de cada uno de los componentes de poblaciones mexicanas nativas y europeo.
“Aunque no fue seleccionada en el sentido de poblaciones amerindias nativas, sí conocemos cuál es su representatividad en las muestras. Es decir, la alteración que encontramos no se da de forma hereditaria, sino una vez que la persona es adulta”, destacó Hidalgo Miranda.
El experto del Laboratorio de Genómica del Cáncer enfatizó que el trabajo, publicado recientemente en la revista Nature Communications, es un gran orgullo porque los investigadores participantes son de instituciones nacionales: expertos de la UNAM, del Instituto Nacional de Medicina Genómica, el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias y la FUCAM.
“El trabajo ha sido muy bien recibido por la comunidad científica nacional e internacional, y la revista que lo publicó lo considera como uno de los 50 artículos más interesantes del área de cáncer difundidos recientemente, lo que demuestra que en México tenemos investigadores de muy alto nivel que pueden realizar este tipo de trabajos en el país”, concluyó.