–Quiero compartir mi indignación y coraje, para que sirva como un anuncio y alerta para las niñas y adolecentes que lean esto y que salen a las calles.
Ciudad de México., 28 de abril.-
Esta es la historía de “Mariana” quien mediante sus redes sociales describe como una joven sufre diariamente de acoso por parte de los hombres en los transportes públicos de la Ciudad de México.
Quiero compartir mi indignación y coraje, para que sirva como un anuncio para las niñas y adolencentes que lean esto.
Mi nombre es Mariana, tengo 23 años de edad y como muchos ciudadanos en México, me decidí por el “autoempleo” por las debilidades financieras que nos ha dejado el Covid-19 .
Tengo un un bazar en línea, y como parte de ese trabajo, entrego artículos en algunas estaciones del metro de la Ciudad de México.
El día de hoy tuve una entrega en la estación Tacuba, en la línea azul al rededor de la 1 de la tarde, tras consolidarse, regresé a mi casa por el mismo medio de transporte (Metro), no acostumbro a usar faldas, vestidos, shorts ni escotes porque además de no ser mi estilo, desde los 16 años he sufrido de acoso en la calle y me limito a volver a pasar por esas experiencias desagradables.
Traía puesto una camiseta de una banda de rock, un pantalón negro y unos viejos converse. No estoy enseñando nada, ni “provocando” a que me miren morbo, de hecho ni maquillaje traía puesto.
Saliendo del metro Refineria de la Ciudad de México, se encuentra una base de taxis donde hay un puesto de dulces, pase a comprar un par de golosinas para compartir con mi familia, enseguida se paró a mi lado un hombre de al rededor de 25-30 años, complexión media, de piel Morena clara con gorra y sudadera blanca con manchas negras, una mariconera negra y cubrebocas negro. Se acerco y le preguntó a la dueña de la tiendita dónde quedaba el parque Bicentenario, la señora amablemente le respondió y el hombre caminó inmediatamente.
No le tomé importancia, me puse los audífonos y al momento de cruzar la calle, escuché que una mujer me estaba gritando. Me acerqué a ella y me comentó que el hombre que les describí antes venía siguiéndome desde el metro, venía grabandome de cuerpo completo y en el área de los glúteos.
Me comento que donde yo me ponía el se iba , que por eso se acercó al puesto de dulces, amablemente la mujer me dijo, que por favor tuviera mucho cuidado porque se quedó en la parte de la entrada del parque.
De pronto ante la acción del hombre y de la cual no me percaté, entro un miedo inminente a mi cuerpo.
No sé en dónde termine ese contenido que posee en su celular, no sé si me tenga identificada o a mi familia conformada por mujeres, o esté buscando mi dirección. Pero lo que sí estoy segura es que “estoy harta” de escuchar chiflidos, piropos o alguna agresión verbal en la calle, de que cualquier infeliz se sienta con la libertad de tocar tu cuerpo y decir que “fue un accidente”, de sentir un miedo de venir en taxi y que el chófer haga insinuaciones.
Por favor tengan mucho cuidado al salir de la estación refinería y cualquier otra estación del Metro o simplemente al andar solas por las calles de la Ciudad de México.