• Estas encuestas están dirigidas más que a ser instrumentos mediante los que partidos y aspirantes tomen decisiones y mejoren o cambien sus estrategias a intentar influir en la percepción ciudadana

Por Alberto Witvrun

En las últimas semanas el deporte político electoral por excelencia es la elaboración de encuestas, donde cada consultora tiene a su mejor posicionado, la mayoría de los sondeos conocidos prefieren centrarse en la competencia de Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) y a ubicar quien de los posibles ganaría con mayor ventaja a la candidata o al candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI).

Estas encuestas están dirigidas más que a ser instrumentos mediante los que partidos y aspirantes tomen decisiones y mejoren o cambien sus estrategias a intentar influir en la percepción ciudadana sobre tal o cual aspirante, bajo el concepto de: Si hoy fueran las elecciones, cuando ni siquiera el proceso legal inicia, porque este empezará de acuerdo al calendario del Instituto Estatal Electoral de Hidalgo (IEEH) la tercera semana de diciembre.

Porque las encuestadoras no preguntan por quien piensan votar el año que entra, no se trata de influir en el ánimo de los ciudadanos, cuando estas encuestas no son consideradas en el proceso interno cuando de definir como es el caso de los principales partidos mediante encuestas y cuando alguien adopta una estrategia agresiva de posicionamiento buscan descalificarla.

Lo cierto es que la constante en todas las encuestas que se han hecho publicas o que se ha buscado difundirlas, es que hay amplios porcentajes de indecisos y de encuestados que no contestaron y, si bien la ventaja se la dan a tal o cual aspirante y a un partido en particular la valoración no es exacta cuando son los indecisos y los que no respondieron al cuestionario quienes decidirán la elección.

Por otro lado, el más famoso o conocido no siempre es el mejor candidato, porque los analistas de los partidos valoran tendencias, puntos positivos y negativos de esa evaluación se determina quien puede crecer en la campaña electoral constitucional y quien puede ser un candidato frágil cuándo sus antecedentes y pasado pueden afectar su desempeño en la etapa proselitista.

Es como si en Sinaloa preguntaran quien es más conocido si el gobernador Rubén Rocha Moya o Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera, obviamente que es más famoso el segundo o bien postular al que más fama tiene, arroja resultados negativos como sucede en Morelos donde ganó las elecciones Cuauhtémoc Blanco un personaje popular, que solo generó anarquía.

Entendiendo eso en el PRI, aunque no se sabe si realmente respetarán ese acuerdo se ha insistido repetidamente que ante la competencia que encabezan una mujer y un hombre, no será el género sino la competitividad la que determine la postulación, es decir quien de ellos puede sumar y crecer durante los siguientes meses para conseguir retener el gobierno del estado y en Morena si no hacen una valoración adecuada y postulan al mejor perfil, pueden sufrir un nuevo descalabro.