Sin duda los animales sienten como los humanos, y en varias ocasiones hemos escuchado las historias en las que son capaces de demostrar empatía y otras emociones.
La siguiente historia se trata de un perro llamado Rookie, quien desarrolló un vínculo con una vaca marrón. Su estrecha relación se formó cuando la vaca comenzó a actuar como “su verdadera” madre, la vaca a menudo lamía el pelaje de Rookie y lo acariciaba, incluso el perro dormía sentado sobre su lomo.
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El vínculo era extremadamente especial. Sin embargo llegó el momento de vender la vaca y Rookie se convirtió en el perro más desconsolado del mundo.
Así que la familia no tuvo más remedio que vender la vaca, cuando la vaca fue sacada del establo Rookie comenzó a llorar y a aullar.
Los ojos del perrito comenzaron a humedecerse, parecía que estaba llorando lágrimas de verdad mientras era separado de su “madre”.

Pero fue hasta un día que escuchó un mugido y Rookie supo exactamente que era su madre e inmediatamente salió a la calle y llegó al nuevo hogar de la vaca, otro granjero del pueblo estaba suficientemente cerca y el perro no pudo ocultar su alegría cuando vio a la vaca.
Cuando el dueño de Rookie lo encontró, lo regañó por salir corriendo y lo llevó a casa a pesar de la clara protesta del perro.
De regreso a casa, Rookie se volvió a deprimir y ni siquiera quería comer, a sus dueños les preocupaba la tristeza del perro.
Los dueños de Rookie no podían verlo así, por lo que decidieron traer la vaca de vuelta a casa por el bien de Rookie.
CON INFORMACIÓN DE EL DEBATE