Algunas consideraciones sobre el debate

Arturo Soto Munguia / El Zancudo

El debate de las candidatas y candidatos a la alcaldía de Hermosillo es, hasta ahora, lo mejor que ha ocurrido en la temporada en esa materia y eso incluye al de candidat@s a la gubernatura.



Este tipo de ejercicios, como ya se ha comentado, suelen generar expectativas no por las propuestas que vayan a plantear los participantes -mismas que de alguna u otra manera ya han planteado a lo largo de su campaña-, sino por la hasta cierto punto morbosa emoción de ver qué ‘trapitos’ se sacan al sol, por dónde va a llegar el madrazo y quién le va a pegar a quién.



Con todo respeto para tres de los participantes, hicieron bueno el pronóstico en su condición de ‘relleno’: no aportaron nada y en realidad ocuparon un tiempo precioso que el respetable público hubiese querido se aprovechara por los otros cuatro para trenzarse en una disputa que por momentos mantuvo a algunos al filo de la butaca.



Y es que el cartel era bueno, comenzando por Célida López, una peleadora de valetodo, de fuerte pegada con izquierda y derecha, retorcidísimo colmillo en las lides de la oratoria y un amplio repertorio de adjetivos para repartir a diestra y siniestra.



A la alcaldesa con licencia la prepararon bien. Desde su impecable traje blanco hasta la documentada exposición gráfica de los números rojos dejados por pasadas administraciones y el catálogo de palabras coloquiales para descalificar al adversario: sinvergüenza, corrupto, farsante, difamador, mentiroso…



A Célida le pesó, sin embargo, la carga del ejercicio de gobierno. No es lo mismo estar en el mitin con sus prosélitos y abrir la garganta para mentar madres y pendejear gente como candidata de oposición, que plantarse cara a cara con los depositarios de esos epítetos para defender su propia administración, no exenta de fallas.



Más si sus adversarios traen también documentados casos como el endeudamiento, los baches, la poca obra pública, el excesivo gasto y otros temas que evidentemente la sacaron de balance en más de una ocasión, generándole cierto nerviosismo que la llevó a equivocarse al mostrar unas láminas sin secuencia.



Centró mucho sus ataques en el candidato de la Alianza Va por Sonora, Antonio Astiazarán, que aguantó con nerviosa sonrisa las andanadas hasta que al final contraatacó con un ‘ya estuvo bueno’ y le recetó una metralla de cuestionamientos del tipo: ‘si por cada mentira que dijera se tapara un bache, ya tendríamos todo Hermosillo pavimentado’.



También se dio varios entres con David Figueroa, el candidato de MC, que no es un improvisado en la política y mostró temple en las respuestas y las denuncias.



Es claro que Célida es la candidata a vencer y de allí que haya sido blanco de la mayor cantidad de cuestionamientos. Pero la alcaldesa con licencia no está manca ni muda y no dejó uno solo sin responder (casi), y contraatacó atrincherada en el discurso de lo que representa como parte del movimiento que llegó para dignificar la política, a diferencia de los representantes del pasado corrupto del PRIAN, como repitió con frecuencia.



La revelación del debate fue Pepe Celaya, el candidato del PT, que aprovechó muy bien una exposición mediática que no había tenido nunca antes y se convirtió en el crítico más puntilloso de la actual administración municipal, aunque también les ‘arrimó la lámina’ al Toño y a David.



Pa’ pronto, Célida le respondió con el uno-dos a la quijada y lo señaló como quien fue a extorsionarla a su oficina exigiéndole posiciones para incorporarse a la alianza con Morena: la sindicatura, regidurías y otros cargos en el gabinete. Ese fue un round para la alcaldesa, y aunque Pepe haya negado las acusaciones, todavía debe andar sobándose el chipote.



El caso del candidato del PT es interesante, porque es la mejor representación de eso que hemos mencionado en otros despachos a propósito de las dificultades que implica ahora el no haber firmado el convenio de coalición con PT, PVEM y PANAL, que en algunos municipios y distritos llevan candidatos propios, mientras tienen como candidato común a la gubernatura a Alfonso Durazo.



Algunos de esos candidatos y candidatas, señaladamente los del PT, se sienten menospreciados cuando Morena llama a votar ‘de chorrito’ por todos sus candidatos y obviamente no están de acuerdo en promover ese voto masivo.



Hubo mucho más en este debate, pero el espacio no es de hule y solo resta reiterar que fue lo mejor que hemos visto y los principales contendientes dejaron todo en el encordado. Para seguir con las alegorías boxísticas, puede decirse que fue una de esas peleas que llenan las expectativas del respetable público y lo dejan con ganas de una revancha, aunque ya no será posible pues sólo es un debate el contemplado por la autoridad electoral.



No me atrevo a decir que hubo un ganador o ganadora absoluta entre los debatientes, pero estoy seguro de que sí ganó el público conocedor al que le dieron suficientes elementos para pensar o repensar sus votos. En este, como en todos los casos, la porrista lectora, el matraquero lector tendrán siempre la mejor y más respetable opinión.



II



Y a propósito de propuestas, esas que no suelen aparecer en los debates porque a l@s candidat@s les gana la vocación pugilística, han llamado la atención algunas que viene manejando el candidato a diputado local por el distrito XI, Manuel Puebla.



El ex secretario de Desarrollo Social en el gabinete de Claudia Pavlovich desarrolló más la empatía con los sectores vulnerables desde esa posición y por ello ha presentado una agenda temática que privilegia la atención a jefas de familia, la capacitación para el trabajo y el autoempleo; así como mayor seguridad en las colonias.



En este último tema, por ejemplo, propone instalar sensores de paso en las colonias para registrar los rondines y puntos verificados, en coordinación de los comités de vecinos con las autoridades policiacas.



Manuel Puebla sostiene que como diputado se pueden impulsar reformas a la legislación en cada uno de esos temas, pero especialmente en materia del presupuesto de egresos para destinar recursos que impacten positivamente la calidad de vida de las personas.



Por ejemplo, mediante el programa ‘Mi casa importa’ se busca orientar recursos para mejoras en vivienda; también crear un fondo de apoyo para que las jefas de familia que se queden sin empleo no tengan que pagar sus créditos de vivienda por dos meses, y mediante el programa ‘Plazas digitales’, proporcionar internet gratuito en las colonias donde hay muchos niños y jóvenes que batallan para cumplir sus tareas escolares por no tener acceso a la red de redes.



Bien ahí.



III



Mañana les contaremos el caso de un candidato a la alcaldía de un municipio serrano al que le entró el gusanito de la censura y amenazó a una colega y amiga. Está interesante este caso.



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