Arturo Soto Munguia / El Zancudo
Seco periodicazo en la pura nuca el que le propinaron a la diputada federal reeleccionista Wendy Briseño en Grupo Larsa, donde hacen un recuento de su gris paso por San Lázaro donde -mal de muchos, consuelo de tontos-, se dedicó al ‘síseñorpresidentismo’ votando al ritmo del chasquido de los dedos del patriarca que ocupa el Palacio Nacional.
Dejando de lado el tema de sus ingresos (dietas, primas, viáticos y apoyos diversos) que también relata en la nota el reportero Jesús Moreno Valenzuela, la parte central de la misma refiere al hecho de que en sus tres años la diputada presentó solo tres iniciativas propias, una de ellas (en realidad fue un proyecto de decreto) se refiere a la inscripción en letras de oro en el muro de honor de la cámara de diputados, de una leyenda alusiva a las sufragistas mexicanas Hermila Galindo y Elvia Carrillo Puerto.
A doña Pánfila Buitimea de El Tronconal, casi se le apaga la hornilla que atizaba para echar las sobaqueras, por estar pendiente de este decreto.
Uno más se refiere a una adición al Artículo 4to constitucional para incluir el derecho al cuidado, y otro para la operación de los Centros de Justicia para Mujeres, instituciones que pretenden lavar un poco la cara a un gobierno que, a través de los diputados y diputadas de su partido, le metió violentamente la tijera al presupuesto para las políticas públicas orientadas a las mujeres.
Esto no lo digo yo, sino las economistas feministas Magdalena García Hernández, Martha Teresa González y Dulce María Romo, en una artículo publicado en el portal Cimanoticias, editado por Comunicación e Imagen de la Mujer AC., en el que sostienen que este año, la Cámara de Diputados aprobó la desaparición de 26 programas para la mujer y redujo el monto de otros 38.
Aclaro lo anterior para el caso de que la diputada con licencia y ganas de reelegirse pretenda continuar aquí su gira de solicitudes de réplica, y si así fuera, favor de remitirse al portal de referencia, que por cierto es uno de los que más y mejor documentan la agenda feminista.
Las autoras del artículo dan en el clavo y frente a lo que exponen, palidece la presunta vocación de la diputada por las causas de las mujeres, ya que en los hechos, al aprobar el presupuesto prácticamente como lo mandó el ejecutivo federal, le quitaron miles de millones de pesos a los programas de atención a mujeres, para destinarlos a los proyectos estratégicos de presidente (refinería, aeropuerto, tren maya, tres transístimco) y programas clientelares como el de adultos mayores, ninis y demás.
Por ejemplo, el presupuesto para el Anexo 13 que es donde se concentran los recursos para la igualdad de género aumentó en 261 mdp respecto a lo propuesto por Hacienda, pero ese incremento no fue para las mujeres, sino para los adultos mayores; otros 330 mdp para los refugios de mujeres víctimas de violencia, se orientaron al sector salud, según la misma nota.
Asimismo se recortaron recursos para las alertas de violencia de género, becas para madres embarazadas, perspectiva de género en educación básica, salud sexual y reproductiva, atención a mujeres indígenas, entre otros.
“Las expertas consideraron que desde que existe este Anexo es la primera vez que la mayoría de las y los legisladoras de Morena, la fracción mayoritaria en la Cámara de Diputados, y el personal de la Secretaría de Hacienda fueron inflexibles y se negaron a atender las propuestas del movimiento feminista por ampliar los recursos para las mujeres”, dicen las autoras.
Entre los programas que desaparecieron están el de Fomento de la cultura de la participación ciudadana en la prevención del delito, el Programa de Apoyo para la Productividad de la Mujer Emprendedora, el Programa Nacional de Convivencia Escolar, Fortalecimiento de la Calidad Educativa, Rectoría en Salud, Programa de estancias infantiles para apoyar a madres trabajadoras, Programa de vivienda digna, Programa de Coinversión Social, Programa de Derechos Indígenas y el Investigar y perseguir los delitos relativos a la Delincuencia Organizada, agregan.
En el balance, la diputada sale bastante raspada. A cambio de las letras de oro para las sufragistas, una adición legal sobre cuidados y un centro de justicia, desaparecieron programas que tenían un impacto directo en la vida cotidiana de las mujeres: prevención de la violencia, capacitación y educación; empleo, salud, indigenismo, etc.
A eso y no a otra cosa me refiero con la metáfora de doña Pánfila, que de alguna manera simboliza a millones de mujeres en todo México, que se vieron afectadas por esos recortes.
El punto es importante porque ahora que busca la reelección, hubiera sido bueno que la diputada con licencia llegara a las colonias con una carpeta de resultados que vaya más allá de los simbolismos y el rollo salivero sobre emancipación, igualdad, derechos progresivos y otros bonitos conceptos con los que lamentablemente, no se guisa un huevo ni se compra un litro de leche, ni se tapa un bache, se pone una luminaria, se repara un parque o se aumenta la vigilancia policiaca.
En descargo hay que decir que no es la única. Todos los diputados y diputadas federales que buscan la reelección están regresando a sus distritos con las glándulas salivales bien cargadas y la bolsa de resultados vacía.
Apostándole, eso sí, al condicionamiento del voto a los otros programas sociales que sí hacen sonar un dinerito en los bolsillos de los más pobres.
II
Y a propósito de causas feministas, ¿ya leyeron algún posicionamiento, una declaración o al menos unas palabras de la diputada respecto a la agresión que sufrió la doctora María Isabel Batriz?
Independientemente si hubo o no una motivación política al calor de las campañas electorales detrás de esta agresión, el hecho cierto es que una mujer fue salvajemente atacada por desconocidos, pero al parecer el feminismo de secta no considera que el asunto deba ser siquiera mencionado.
La doble moral, pues.
Por cierto, la doctora Batriz acudió ayer al Centro de Atención Temprana de la Fiscalía estatal, donde se abrió una carpeta de investigación del caso por los delitos de lesiones y amenazas. También se le ofreció protección al menos hasta que concluya el proceso electoral, según sus propias palabras al salir de la fiscalía.
Pendientes de ese caso, sobre el que ya hubo un par de pronunciamientos que no citaremos en extenso, pero al menos Antonio Astiazarán, con quien colabora la agredida y Ernesto Gándara manifestaron su solidaridad y exigieron justicia.
Veremos en qué para todo este asunto.
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