México se está arriesgando a recibir entre US$10.000 y US$30.000 millones de dólares en aranceles si pierde una disputa sobre temas energéticos con sus socios Estados Unidos y Canadá, según estimaciones de dos exfuncionarios que negociaron el pacto comercial bajo el cual se presentó el reclamo.
EEUU. y Canadá han solicitado consultas para la resolución de controversias bajo el acuerdo comercial de EE.UU, México y Canadá o T-MEC, alegando que México ha incurrido en una violación con sus medidas para dar prioridad a la energía producida por su empresa estatal sobre las compañías privadas de energías renovables.
Ambos argumentan que las políticas del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, conocido como AMLO, han llevado a negar y revocar la capacidad de las empresas estadounidenses para operar en el sector energético mexicano.
México se defenderá si es sancionado vía T-MEC por su política energética: AMLO
Si no se llegara a una resolución y México perdiera la disputa, EE. UU. y Canadá pueden imponer en el verano del año próximo aranceles equivalentes a las pérdidas que han enfrentado sus empresas, dijo Kenneth Smith Ramos, el principal negociador mexicano del T-MEC hasta 2019. Lo mismo dijo el exsecretario de Economía mexicano Ildefonso Guajardo, ahora diputado opositor, en una entrevista por radio con la periodista mexicana Carmen Aristegui.
Funcionarios estadounidenses han calculado pérdidas de entre US$10.000 millones y US$30.000 millones. Por su parte, BloombergNEF ha estimado que al menos US$22.000 millones en inversión privada está en riesgo.
“Esto parece muy difícil de resolver durante el período de consulta porque las violaciones son muy precisas y específicas”, dijo Ramos, quien considera que esta es una de las disputas comerciales potencialmente más costosas desde que el predecesor del T-MEC entró en vigor en 1994. “México necesita revisar por completo dos leyes que son esenciales para AMLO”.
Choque de trenes
La disputa podría tener un amplio impacto más allá del sector energético de México, afectando a fabricantes de automóviles y agricultores, dijo el exsecretario Guajardo.
En última instancia, la batalla podría dañar el atractivo de México y Norteamérica para los inversores justo al tiempo que se espera que la región experimente un auge en el comercio.
En medio de interrupciones en las redes de transporte marítimo, el cambio de ruta de las cadenas de suministro desde Asia podría impulsar las exportaciones en miles de millones de dólares para la segunda economía más grande de América Latina, sin embargo, la disputa comercial pone en riesgo parte de eso, dijo el exfuncionario mexicano Luis de la Calle, en una entrevista. Un informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) estimó el valor anual para México en más de US$35.300 millones.
Los problemas económicos de China y Europa han hecho que Norteamérica se convierta en la región más competitiva del mundo en este momento, señaló De la Calle, y agregó que, si los tres países no logran llegar a un acuerdo, el costo principal sería el costo de oportunidad para México y Norteamérica por no aprovechar el contexto internacional que favorece tremendamente a la región.
Según las reglas del T-MEC, dicha solicitud daría a México hasta 30 días para aceptar programar consultas. Si después de 75 días no se llega a un acuerdo, EE.UU. podría solicitar que un panel formal escuche los argumentos de las dos naciones. Aunque ese proceso se centra en lograr que México acepte medidas correctivas, los conflictos prolongados pueden llevar en última instancia a que EE.UU. imponga aranceles punitivos a las importaciones procedentes de México sobre el pacto comercial de dos años.
El jueves, López Obrador defendió sus políticas y dijo que el sector petrolero estaba excluido del pacto comercial, un argumento que Smith y otros expertos en comercio discuten. El miércoles, en su conferencia de prensa diaria, el presidente mexicano tocó una canción titulada “Uy, qué miedo”, que pareció minimizar el asunto. También dijo que estaba protegiendo al país contra “empresas voraces” y agregó que, al iniciar la disputa, el gobierno del presidente de EE.UU., Joe Biden, corría el riesgo de parecer que estaba apoyando a empresas “corruptas”.
López Obrador ha buscado devolver a su país la independencia energética apoyando a la empresa estatal de petróleo y gas Pemex, y a la eléctrica estatal CFE. Su gobierno se ha negado a otorgar permisos a varios proyectos energéticos extranjeros que se encuentran casi terminados.
“Estamos viendo un posible choque de trenes entre EE.UU., México y Canadá”, dijo Smith Ramos.