Alberto Witvrun | Díariovíalibre

HIDALGO, 3 DE JULIO.- Presidente del Comité Directivo Estatal (CDE) del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en 1994 a los 29 años luego de ser secretario de Organización, tras alcanzar por méritos propios la Oficialía Mayor del ayuntamiento capitalino presidido por Mario Viorney Mendoza, Miguel Ángel Osorio Chong logró ocupar una subsecretaría de Gobierno y la Secretaría de Desarrollo Regional con el gobernador Jesús Murillo Karam.

Con Manuel Ángel Núñez Soto fue secretario de Desarrollo Social 128 días y luego secretario de Gobierno, construyendo una estructura que lo llevó a ser diputado federal y gobernador del Estado para luego ser secretario de Gobernación, disputó la candidatura presidencial priista en 2018 y ahora Senador de la República, enfrentado con el grupo de Alejandro Moreno y Rubén Moreira, que para él y una importante expresión priista tienen secuestrada la estructura burocrática del PRI.

Este lunes si no sucede nada extraordinario en la Ciudad de México Osorio Chong y un importante número de personajes se habla de 18 ex gobernadores anunciaran su salida del PRI, la razón evidente para quienes están cerca de él, es que fue traicionado por Alejandro Moreno Cárdenas quien, aliado a Rubén Moreira Valdez, establecieron una estrategia para secuestrar al PRI y beneficiar sólo a su grupo y a quienes se someten a sus intereses.

Los responsabilizan de la caída vertical que el PRI sufrió en los últimos procesos electorales al grado de quedarles sólo dos gubernaturas y sospechosamente sólo retuvieron Coahuila, lo que permite especular sobre acuerdos oscuros con el gobierno federal a través del ex secretario de Gobernación Adán Augusto López Hernández quien aspira a ser candidato presidencial.

Además de que junto con las dirigencias de los partidos Acción Nacional (PAN) y de la Revolución Democrática (PRD) quebraron la posibilidad de que un grupo ciudadano fuera el árbitro en el proceso interno de Va por México para postular un candidato que obedezca a sus intereses y no a los de la militancia y de la ciudadanía que esperaban un método innovador para competir seriamente en las elecciones presidenciales de 2024.