Arturo Soto Munguia / El Zancudo
La recta final del proceso electoral en Sonora se está poniendo intensa y pródiga en sorpresas.
El lamentable y cobarde atentado contra el candidato a la alcaldía de Cajeme, Abel Murrieta Gutiérrez aceleró, tal como lo planteamos el viernes pasado, la reflexión de Ricardo Bours Castelo en torno a su participación en la contienda, valorando los pros y los contras de sumar su capital político a la candidatura de Ernesto Gándara.
Ni siquiera vale la pena recordar que por esa opinión, el ala más atrasada, desinformada, convenenciera e irresponsable que gravita en Movimiento Ciudadano promovió una estrategia de ‘spameo’ que rápido se convirtió en insultos de toda índole, azuzando incluso a candidatos de MC a sumarse a esa campaña sucia.
Ayer que Ricardo Bours anunció su decisión de sumarse a la candidatura de Ernesto Gándara en aras de la unidad “porque Sonora no puede quedar en manos de intereses ajenos a las y los sonorenses”, según dijo en un comunicado, fueron los primeros en hacer un origami con su papel de imbéciles para adornar el oportunismo corriente con que se sumaron al coro de felicitaciones por la decisión del empresario y político cajemense.
Pero bueno, ni siquiera vale la pena detenerse más de tres segundos en ellos, porque hay cosas verdaderamente importantes en esta coyuntura.
El anuncio de Ricardo Bours movió todo el tablero político en el estado porque puede significar la vuelta de tuerca que le faltaba a la campaña de Ernesto Gándara para alzarse con la victoria el seis de junio, frente a una candidatura como la de Alfonso Durazo, que no ha evolucionado como hubiese querido y sigue colgada de las inercias del 2018, el peso de la marca y la figura presidencial.
“Puede significar”, entrecomillo y subrayo, porque de ninguna manera puede asumirse este anuncio como la garantía de una victoria anticipada. Los priistas, panistas, perredistas y otros que festejaron ayer por todo lo alto la adhesión de Ricardo a Ernesto tienen que verse antes en el espejo de los propios morenistas, que hace dos meses alardeaban 20 puntos de ventaja.
O del propio Alfonso Durazo que en el primer debate presumió una ventaja de dos a uno pero ayer, oficialmente Adolfo Salazar Razo, el dirigente estatal de Morena lanzó un llamado a los militantes de Movimiento Ciudadano para que se sumen a la campaña de Morena.
Esta sería la primera vez en la historia que un candidato que va ganando dos a uno, auspicia la promoción del voto útil a su favor. “Sería”, entrecomillo y subrayo, porque todo parece indicar que tal ventaja no existe.
Ahora bien, tienen toda la razón quienes dicen que el capital político de Ricardo Bours, traducido en unos 10-12 puntos porcentuales no se sumará mecánicamente a los puntos que tiene El Borrego. Si así fuera, Gándara ya podría tirarse en la hamaca y esperar el resultado del 6 de junio.
No. Aún falta ver muchas cosas. De hecho, la dirigencia nacional de MC emitió un comunicado en el que se deslinda de la decisión de Ricardo Bours, afirma que seguirá en la contienda y anuncia que este día estarán en Hermosillo para “informar a detalle sobre las personas que seguirán dando la batalla por Sonora”.
Conviene detenerse un poco en estas líneas para examinar lo que es Movimiento Ciudadano en Sonora. Cualquiera medianamente informado sabe que del año pasado para acá, ese partido no puede entenderse sin Ricardo Bours.
Cuando la dirigencia nacional decidió hacerlo su candidato a la gubernatura, asumió el riesgo del desplazamiento a los liderazgos locales, encabezados por María Dolores del Río, que ya se hacía con esa candidatura. La ex alcaldesa de Hermosillo terminó migrando a la campaña de Durazo y con ella se llevó parte de la estructura que había construido en varios años.
Pero la mayor parte se quedó al lado de Ricardo. Y fue Ricardo quien condujo el proceso de selección de candidatos a las alcaldías, diputaciones locales y federales. Lo hizo con mano diestra, porque fue el único partido que no tuvo dolores de parto en ese proceso. No creo equivocarme si digo que todas las candidaturas en Sonora pasaron por el visto bueno de Ricardo Bours, incluso después del de su dirigente estatal formal, Carlos León.
De alguna manera, las candidatas y candidatos le deben tal condición al empresario cajemense.
¿Cómo van a resolver este dilema de mantener la promoción del voto a su favor y al mismo tiempo por Ernesto Gándara si así lo deciden? ¿Quiénes siguen a Ricardo y quiénes se quedan con el partido? ¿El partido nombrará un sustituto? ¿Quién sería? Todo esto es algo que puede quedar claro este día, cuando no solo la dirigencia nacional de MC fije su postura, sino que también Ricardo haga lo propio.
II
En justicia, hay que decir que en Morena no se equivocan cuando aseguran que la suma de Ricardo a la campaña de Ernesto era, si no predecible, por lo menos más natural de lo que hubiese resultado una suma con Morena.
Como natural resultan los denuestos y descalificaciones al empresario cajemense por parte de los morenistas que, júrelo usted, en caso de haber declinado a favor de Alfonso Durazo, ya estarían juntando llaves para hacerle un monumento a la congruencia, la visión política, el compromiso con el pueblo y demás loas con las que suelen cubrir a cualquier político que se sume a su causa, así se trate de verdaderos pillos. Ya lo hemos visto.
Pero para decirlo en pocas palabras: lo mejor que le pudo haber pasado a la campaña de Alfonso Durazo es que Ricardo Bours se mantuviera como candidato de MC, fragmentando el voto de la oposición a Morena.
Lo peor que le pudo pasar es que Ricardo se sumara a El Borrego, y eso fue lo que sucedió.
Eso no son buenas noticias para Alfonso Durazo, en vísperas del debate que sostendrá este día y donde el tema central es el de la seguridad pública, su lado más vulnerable.
Un debate al que además llegará solo. Las contrataciones que hizo para acuerparlo en esta campaña desde Redes Sociales Progresistas y el PES han resultado un fiasco. Incluso si declinan a su favor, el Temo Galindo y el Bebo Zatarain en vez de sumarle le restan. De la candidata de Fuerza por México, Rosario Robles ni hablamos: en el pasado debate fue quien le colocó la más certera estocada y dejó mudo al candidato de Morena al preguntarle por los muertos de su gestión como funcionario de seguridad.
Alfonso no ha tenido buena mano escogiendo aliados. Desde que eligió a Lilly Téllez como compañera de fórmula al senado, el resto han sido yerros. La alianza con el PES y el PT en 2018 le resultó carísima y de pobres resultados, de manera que en 2021 se negó a negociar con el Verde, el Panal y el mismo PT una coalición, pensando que sería fácil que lo apoyaran como candidato común, mientras Morena los confrontaba en ayuntamientos y distritos locales.
Los problemas que hoy tiene en Hermosillo, Guaymas, Navojoa, Etchojoa, Nogales y otros municipios son consecuencia de esa mala decisión.
Lo menciono porque esa es otro de los pasivos con los que llegará al debate. Con un Borrego crecido por la suma de Ricardo Bours, y con aliados tan endebles como Timo y Bobo; con las oficinas de su partido tomadas por morenistas inconformes y con un declive en las preferencias, no pinta bien la tarde para el candidato de Morena.
Veremos qué pasa.
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